Sábado, 23 de abril, Sant Jordi: también conocido como el día del libro, aunque para mí es el día del libro y de la rosa. Podría decirse, que es uno de los días más especiales, pero este es el primer año que no he tenido ni rosa ni libro. Un bajón. Bueno, un bajón relativo: tenía muchas posibilidades de que esto sucediese, pero a veces, y con casicuarenta, sigues siendo una idealista.
Para qué vamos a engañarnos: tenía la esperanza de recibir una rosa. Los dos últimos años mis compañeras de piso me habían regalado una rosa, pero… ¿qué pasa cuando te independizas? Pues que ya no tienes compañeras de piso, y de rebote, te quedas sin ese detalle. Vivir sola es lo que tiene.
Durante los doce meses anteriores a Sant Jordi suelo hacer campaña, intensificándola a medida que se acerca la fecha, pero este año, con el lío de mi nueva independencia, se me ha pasado y a la vista están los resultados: ni rastro de rosa ni de libro.
El próximo año tendré que ser más insistente o buscarme un novio. Un novio detallista. De esos que te regalan las dos cosas. Porque yo soy de rosa y de libro. A lo grande. Tengo un año para trabajar este tema. La próxima vez, ya con cuarenta, rosa, libro y novio detallista. Empieza la campaña Sant Jordi 2017, ¡abróchense los cinturones que vienen curvas!